La industria de hidrocarburos local está comprometida con la reducción de emisiones de carbono. Su éxito dependerá, en gran medida, de contar con un marco regulatorio que acompañe este objetivo.

rabajar para asegurar un futuro sostenible a nivel social y ambiental está en las agendas de gobiernos, el sector privado y cada vez más ciudadanos comprometidos con el medio ambiente. A nivel mundial, mediante el Acuerdo de París (2015), las naciones convinieron trabajar en la causa común de la reducción de emisiones de carbono para revertir el calentamiento global.

 

Este pacto hace un llamado a mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C, con especto a los niveles preindustriales, y a proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5°C reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático.

 

En este escenario, Argentina tiene una ventaja relativa si se considera su baja contribución a las emisiones de carbono. Aun así, el compromiso con el tema es prioritario para la industria de hidrocarburos.

Argentina produce menos del 1% de las emisiones de carbono globales y según Global Carbon Atlas (plataforma digital para explorar, visualizar e interpretar datos globales y regiones de flujos de carbono provenientes de actividades humanas y procesos naturales).

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 Está en el puesto 31 de 221 entre los emisores de carbono.

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 Los cinco primeros puestos corresponden a China, Estados Unidos, India, Federación Rusa y Japón.

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Además, otra ventaja con la que cuenta nuestro país es que su matriz energética se basa mayormente en gas natural. Cabe aclarar que Estados Unidos fue el país que más redujo sus emisiones gracias al gas natural.

Considerar el potencial gasífero de Vaca Muerta y otras formaciones permite entender el posicionamiento óptimo y el rol preponderante que el país puede tener en la transición energética. Con las reglas de juego propicias, puede convertirse en el mayor proveedor de gas de la región y tomar relevancia competitiva a nivel global.

En CADE consideramos al gas natural como un componente clave complementario en estos procesos de avances y equilibrios medioambientales, y apoyamos la reducción de emisiones de metano en los procesos de producción y consumo del mismo.

Recomendaciones y logros

La industria global ha estado bajo estrés durante la pandemia de SARS CoV-2 y particularmente la Argentina viene atravesando años muy exigentes debido a la volatilidad de muchas de las normas que integran su marco regulatorio. Aun así, en este contexto, se han producido interesantes progresos en consideración de la reducción de emisiones de metano.

Desde CADE se realizan recomendaciones para la Desde CADE se realizan recomendaciones para la emisiones, que son útiles para delinear una serie de pautas necesarias para adecuarse a las regulaciones en materia de emisiones de metano y su consecuente reducción. La industria está trabajando en la implementación de sistemas de gestión ambiental y en la identificación y reparación de fugas.

La reducción de emisiones es un proceso continuo en el que hay que rabajar de forma permanente, especialmente con foco en la innovación, la tecnología y la selección de equipos y sistemas de control. Por eso, en CADE promovemos la actualización y el mantenimiento constante. El fin es mejorar la eficiencia en el proceso de producción.Un logro visible a nivel mundial es que ya se hicieron avances para la medición satelital de las emisiones y en nuestro país ya se preparan los primeros vuelos para el próximo año.

Acompañar con la reducción

En la Argentina es importante que el compromiso del sector para contribuir en la transición energética esté acompañado por un marco regulatorio adecuado. Por ejemplo, es esencial que se considere el acceso al dólar, la moneda con la que se maneja la industria a nivel internacional.

Una acción concreta en este sentido es el Plan Gas, un programa de incentivos para el período 2020-2024 con el que se aspira a sustituir importaciones, con inversiones por unos USD 5.000 millones por parte de las empresas productoras. En esta iniciativa se regulan las condiciones en las cuales las inversiones de la industria pueden tener acceso al mercado único de cambios.

Para llevar adelante las acciones que mejoren los procesos de producción -y que derivarán en la reducción de emisiones- es necesario que se trabaje también en reducir las deudas acumuladas con el sector. Existen contribuciones de programas de subsidio y apoyo que, por distintas presiones el estrés macroeconómico local, se vieron demoradas.

Es clave que las regulaciones específicas sobre las reducciones de emisiones estén en línea con el marco regulatorio general del sector y que este tenga como núcleo poner a nuestra industria en igualdad de condiciones con el resto del mundo.

La realidad indica que los esfuerzos que están haciendo los países no han logrado disminuir las emisiones de CO2 en los últimos años. Por el contrario, se vienen incrementando: en 2019, por tercer año consecutivo, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero volvieron a aumentar y se situaron en un máximo histórico. Por otro lado, las energías renovables están lejos de abastecer la demanda global. En este sentido, los hidrocarburos convencionales y no convencionales seguirán cumpliendo con su función de brindar energía al mundo.

Frente a este escenario, el sector energético local está llamado a cumplir un papel central para asegurar un futuro sustentable, uno de los principales compromisos que promovemos en CADE.